Fundado en 1533, terminado 50 años más tarde. Sus servicios han sido principalmente religiosos y educativos.
En lo político alberga en su historial un hecho sobresaliente: La Gran Convención de 1828. Durante la época colonial, se puede decir, en general, que el Convento y el templo de San Francisco prestaron un amplio servicio urbano, para el culto religioso y para la atención a la Juventud.
El oficio inicial de su justificación se limitó, en la medida en que se acentúo la desaparición de las comunidades indígenas. El Convento y el templo prestaron un servicio adicional a los sectores rurales. Para la vida urbana, el Convento y el Templo jugaron un papel especial, en el mantenimiento de devociones particulares y de celebraciones solemnes. Desde la época de la colonia hasta nuestros días, la Semana Mayor tiene aquí el refugio del Santo Sepulcro (…). El Templo de San Francisco ha sido lustroso en la religiosidad ocañera.Durante el siglo XIX, refiere el Padre Angarita, funcionó en este sitio la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción, entre 1870 y 1889. Una circunstancia natural recordó a los ocañeros la importancia del inmueble pues, en 1894, un temblor de tierra produjo algunas grietas que amenazaba con la caida de las paredes. La anterior situación llevó al Padre Sánchez Fajardo a una campaña de remodelación, entre el 4 de febrero de 1899 y el 16 de mayo de 1901. La atención prestada por los feligreses a la edificación fue complementada con el pedido de renovar la condición de Parroquia y, por ello, desde el 14 de junio de 1903 y hasta 1915 fueron complacidos. Desde entonces el Templo y el Convento dependieron de las religiosas de la Presentación y, el sitio, como dijimos en párrafo anterior, ha servido para actividades del culto.
En donde vemos un papel permanente de la unidad Convento-Templo es en la educación. Desde el siglo XVII asistían jóvenes interesados en gramática y retórica, para recibir las bases esenciales con las cuales se trasladarían a otras instituciones con mayores servicios; esta situación duró hasta comienzos del siglo XIX. En 1852 el Convento fue adaptado para el funcionamiento del Colegio de la Democracia (Provincial). En 1889, con la llegada de las Reverendas Hermanas de la Presentación de Tour el oficio del inmueble fue facilitar la educación de las niñas de la sociedad ocañera, hasta 1974, cuando se trasladaron, definitivamente, a un edificio moderno situado en el barrio La Primavera. Al abandonar el claustro las educadoras de la Presentación, el inmueble pasó a la administración de la Seccional de la Universidad Francisco de Paula Santander (…).
El templo tuvo su función especial con la Gran Convención de Ocaña en 1828, y con la celebración de los 150 años del evento, en 1978. El hecho de constituirse en un Monumento Nacional, le resalta su papel en la historia del país.
Tomado del libro: Signar el Presente
Escrito Por: Jorge Meléndez Sánchez